Isa Hdez

LOS RECUERDOS
 
Caía la tarde y llegaban a mi memoria
recuerdos sosegados y queridos del ayer,
te buscaba entre las sombras dibujadas en las nubes
que se reflejaban meciéndose en el mar.
La bella historia que vivimos emanaba aromas del querer
cuando me adentraba en tu mirada de color miel,
tu sonrisa me enamoraba una y otra vez
y se erizaba mi piel al roce de tu piel.
Solo tú, solo yo, adormecidos por la tenue luz que se filtraba en la arboleda,
y juntos caminábamos por la orilla hasta el final sin mirar atrás,
nuestros pies se hundían en la arena de la playa,
y las olas borraba todas las huellas al pisar.
Tu mano en mi cintura era mi protección, mi luz y mi alegría,
los abrazos en volandas estremecía mis sentidos y me hacían temblar,
las promesas y los sueños nos llenaban de impaciencia
y sentía que el amor no se podía terminar.
Tus palabras de amor envueltas en susurros suspiraban, y
acariciaban mi alma encendida de pasión, quimera y esperanza,
como avizorando el resurgir de una nueva primavera.
Los colores naranja, violeta y esmeralda esbozaban los recuerdos del paso del tiempo
y, me hacían sentir emociones que anidaban en el espacio de mis delirios desordenados, añorados y deseados, esbozando sonrisas desmesuradas de ternura.
Los reflejos arrebolados se tornaron brunos en el horizonte y la tarde se durmió,
se apagaron las luces en las rendijas de la arboleda,
los recuerdos se rayaron de mis sentidos, y una luz fría me invadió,
y burlada, borrada y arrinconada en las tinieblas, retorné a la despiadada realidad.